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Actualidad del desarrollo social, político y económico en Latinoamérica
Sin materias primas la vida diaria de una casa promedio en Alemania sería impensable. Estas están presentes en casi todos los elementos de uso diario; en los cepillos de dientes, así como
en las bicicletas, en los faroles, en los muros de las casas, en los celulares y en la comida. Las materias primas se pueden dividir en diferentes grupos, dependiendo de su uso: para la producción de energía como el carbón o el petróleo así como las materias primas agrarias que sirven para la alimentación humana y de animales tienen una importancia crucial. Los minerales como el mineral de hierro, el cobre o el oro aparecen en una multitud de productos industriales y se explotan a menudo en minas a cielo abierto.
El uso de las materias primas es enorme. En los últimos 70 años se consumieron más que en toda la historia de la humanidad. Hoy en día las materias primas constituyen el 70 por ciento del mercado mundial. Estos recursos limitados, que reposan en regiones fácilmente accesibles, se han casi agotado en muchas regiones del mundo. A pesar de todo, para asegurar la disponibilidad de las materias primas, los países consumidores amplian la explotación en regiones lejanas y ecológicamente sensibles. Esto tiene como consecuencia que el empleo de energía necesaria para explotar las materias primas sea cada vez mayor, y que los ecosistemas sensibles sean dañados irreversiblemente. La subida de precios en el mercado mundial en la última década ha generado una nueva gran demanda de recursos naturales.
La minería evidencia en América Latina de forma ejemplar el transfondo y las consecuencias que tiene el modelo de consumo y producción existente hoy en día en el mundo, el cual está
basado en un desequilibrio de poderes entre el Norte y el Sur. Las interrelaciones globales concretas que reflejan los interéses económicos y políticos actuales son evidentes en este caso. Las materias primas esenciales para los emplazamientos industriales de Alemania se obtienen en países donde los costos de producción son bajos y los estándares ambientales son
insuficientes. Las consecuencias económicas, sociales y ecológicas de la actividad extractiva en los países del Sur no se tienen en cuenta en el momento de elegir el tipo de energía en los países del Norte.